Bueno gente, hoy es un día especial, muy triste para mi.
Hoy hace 2 meses mi mejor amigo, mi amigo mas viejo, alguien que era como un hermano muy cercano a mi, sucumbió ante una leusemia que lo trajo agonizante durante 2 largos años.
Ha 2 meses de su muerte todavía me siento terrible, triste, deprimido, una depresión (que pocos percibieron, escondo muy bien mis emociones) que va y viene, que me mantiene pensativo ya que todos los días siempre hay algo, por mas mínimo detalle que sea, que me lo recuerda.
Ahora les contare quien fue el. Se llamo Juan Carlos Silverio Valle, murió a la corta edad de 20 años, siempre estaba feliz (era mormón), nunca se quejo de sus dolores o de cualquier otra cosa, el es una de esas personas que conocí que pertenecen a ese valioso 1% de la población humana que vale la pena, una persona que me enseño infinidad de cosas valiosas sobre la vida, que siempre me animo a dejar mis tareas y obligaciones a un lado y divertirme con el un rato jugando videojuegos, viendo los simpsons o simplemente platicando, así es lectores, el de muchas formas era mi hermano mayor y cumplió demasiado bien el trabajo de un hermano mayor, diría yo excelentemente... enseñar y proteger siempre al hermano menor.
Me pone mucho peor el hecho de al no ser una persona de fe y considerarme un ser puramente racional, no soy alguien fácil de consolar, muchos me dijeron que esta en un mejor lugar (osea esta muerto, eso no es mejor), otros me dijeron que ya esta con el señor (por favor a mi no me vengan con mamadas) y lo unico que me dijeron que servía de consuelo es que el murió tranquilo y que ya no esta sufriendo... muy cierto, pero me parte el alma recordar que el todavía tenia esperanzas, ilusiones, sueños, ganas de convertirse en un gran piloto aviador comercial, hasta busco una universidad en el transcurso de su enfermedad, me parte el alma saber que aunque nunca se quejo de sus dolencias... el no quería morir.
Me pone aun mas triste el hecho de que no me pude despedir de el como yo lo hubiera querido, hubiera querido darle un abrazo y decirle Juan Carlos te quiero y no tienes idea de cuanto, el sabia que lo quería la primera vez que lo vi desde que se enfermo se lo dije, porque me fui haciendo a la idea de que en cualquier momento iba a perderlo (recuerden, soy una persona muy dura, no me permito que la gente me vea débil) para tratar de que cuando me llegara el golpe no me doliera tanto, pero no fue así, incluso fue peor.
Todos los días lo recuerdo, algo me hace recordarlo, estar sentado en el comedor ya sea desayunando o comiendo, veo una apertura en la pared que conectaba su casa con la mía por la cual siempre salia gritando ¡Benja! para poder charlar conmigo un rato, o simplemente a veces ni me daba cuenta el entraba por el portón y me saludaba. Pese a que se que esta muerto, mis hormonas de adolescente siempre me hacen jugarretas, siempre que veo esa ventana o su portón o su carro llegar, solo por un instante en mi mente pasa que el saldrá y podre verlo para despedirme como yo hubiera querido, pero siempre reacciono y me entristece. Mi madre y mi abuela no creo que se den cuenta de mi depresión, pues a veces con solo decirles que no tengo nada les basta, pero hace rato mi madre percibió algo en mi y me abrazó, un abrazo largo y cal ido.
Todo el día me la he pasado con unas ganas que no se imaginan de llorar, pero no se porque, desde hace un año a estas fechas, me es muy difícil llorar (quizá mi subconsciente se canso de tanto llorar... en la secundaria lo hacia mucho), a veces unas cuantas lágrimas caen por mis mejillas y siento esa horrible presión en el rostro que se siente cuando uno quiere llorar, lo intento, creanme, intento mucho el soltarme a llorar como niña chiquita en una esquina de mi cuarto o en la regadera en posición fetal mientras me cae un chorro de agua helada, o llorar como el día después ha su muerte, que llore en la escuela con una maestra que estimo mucho, llore mientras iba conduciendo a mi casa (casi choco), llore en el velorio, con su mamá, con su papá, con sus hermanas, no podía ver a ningún familiar suyo sin que nos abrazáramos y terminaramos llorando un rato, pero no puedo llorar, algo no me lo permite, muy rápido dejo de sentir esa sensacion y me vuelvo a sentir relativamente normal.
Todo el día me la he pasado con unas ganas que no se imaginan de llorar, pero no se porque, desde hace un año a estas fechas, me es muy difícil llorar (quizá mi subconsciente se canso de tanto llorar... en la secundaria lo hacia mucho), a veces unas cuantas lágrimas caen por mis mejillas y siento esa horrible presión en el rostro que se siente cuando uno quiere llorar, lo intento, creanme, intento mucho el soltarme a llorar como niña chiquita en una esquina de mi cuarto o en la regadera en posición fetal mientras me cae un chorro de agua helada, o llorar como el día después ha su muerte, que llore en la escuela con una maestra que estimo mucho, llore mientras iba conduciendo a mi casa (casi choco), llore en el velorio, con su mamá, con su papá, con sus hermanas, no podía ver a ningún familiar suyo sin que nos abrazáramos y terminaramos llorando un rato, pero no puedo llorar, algo no me lo permite, muy rápido dejo de sentir esa sensacion y me vuelvo a sentir relativamente normal.
Se que dirán que es cliche, pero me he puesto a escuchar música depresiva (de la que me gusta) en estos momentos complicados, una canción en especial expresa todo lo que quisiera decirle, una canción que habla de drogas (nada que ver con el) pero también habla mucho sobre una amistad fraternal muy cercana, que desaparece gracias a la muerte... por si la quieren escuchar, se llama "song to say googbye" del sagrado grupo ingles "PLACEBO", es demasiado buena esa canción, demasiado.
Bueno lectores, a riesgo de aburrirlos mas con mis patéticos lloriqueos, solo les diré, que el ha sido una de las personas que mas he querido en la vida, que me ha enseñado muchas cosas, uno de esos amigos únicos que toda la vida conservas y que siempre están ahí para apoyarte y como todos los hermanos, nos peleábamos (una vez nos dejamos de hablar por medio año), jugábamos, nos contábamos nuestras picardías, hasta sus padres me han llamado, el novio de la casa, ya que siempre estaba metido en su casa o el en la mía, todo lo que los hermanos hacen. El fue una de las pocas (y en serio muy muy pocas) personas en las que puedo confiarles todos mis secretos sin temor a que me juzguen, el siempre me quizó por lo que yo fui, su hermano menor y yo siempre lo quice por lo que el era, mi hermano mayor.
Espero y al rato que me toque una buena ducha, poder ponerme a llorar como yo deseo.
Hasta pronto